La sala de juegos dibuja ese lugar de la infancia protegido ante los avatares de la realidad exterior, de la vida adulta. Un lugar que se pierde entre la nostalgia y la memoria dulcificada e inventada. Un lugar donde refugiarse y perderse, donde encontrar la huella perdida , vislumbrar nuevamente lo posible, el camino virgen; La sala de juegos es el útero decorado.