La estructura ósea a semejanza del esqueleto de un edificio, como la parte oculta que sustenta la realidad física. Su constitución es dura y resistente y a diferencia de la materia inerte el hueso es una formación viva y cambiante. Construye la apariencia física de los seres vivos, lo que es la fisonomía del cuerpo. El ser humano a lo largo de la historia se ha entendido como una realidad dual en lo que se refiere a mente-cuerpo. La formulación filosófica tradicional entiende que la dualidad se da entre el cuerpo, que es público y observable, sometido a las leyes físicas, y la mente o el pensamiento no sometido, en apariencia, a las leyes físicas. En la formulación científica , la cual no está libre del aspecto filosófico, la dualidad se daría entre el cerebro y la mente. Transcendiendo los postulados filosóficos y científicos sumados a los avances de la neurociencia en la búsqueda de respuestas, nos queremos detener en el concepto planteado en este trabajo. El osseum como representación conceptual de lo caduco y efímero de la existencia. De igual modo aludir a su injerencia en la idea de nuestra representación real. Visión exterior, observable y vívida entre los otros cuerpos. Las imposiciones estéticas y sociales que agreden a la naturaleza física que nos construye en la apariencia y como, todo ello, nos hace percibir el mundo y contribuye a condicionar la conducta individual.